2.6. Ejecicio resuelto

Icono de iDevice Caso de estudio

Vamos a detenernos en un texto de la obra que estamos estudiando. Pertenece al capítulo II de la Primera Parte. Estamos, pues, al comienzo de la obra. Alonso Quijano acaba de perder el juicio (al menos supuestamente) y ha resuelto abandonar su anodina existencia y echarse al mundo para hacer realidad la fantasía libresca de la caballería andante. Disfruta de su lectura:

 Imagen de Allie Caulfield bajo  CC

 

Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso D. Quijote

Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer; y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de Julio), se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa: y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a la ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas, como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase. Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían. En lo de las armas blancas pensaba limpiarlas de manera, en teniendo lugar, que lo fuesen más que un armiño: y con esto se quietó y prosiguió su camino, sin llevar otro que el que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras.

Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mismo, y diciendo:

-¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere, no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, de esta manera? "Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora que dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero D. Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel."

Y era la verdad que por él caminaba. Y añadió diciendo:

-"Dichosa edad, y siglo dichoso aquel adonde saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronce, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas para memoria en lo futuro. ¡Oh tú, sabio encantador, quienquiera que seas, a quien ha de tocar el ser coronista de esta peregrina historia! Ruégote que no te olvides de mi buen Rocinante compañero eterno mío en todos mis caminos y carreras."

Luego volvía diciendo, como si verdaderamente fuera enamorado: "¡Oh, princesa Dulcinea, señora de este cautivo corazón! Mucho agravio me habedes fecho en despedirme y reprocharme con el riguroso afincamiento de mandarme no parecer ante la vuestra fermosura. Plégaos, señora, de membraros de este vuestro sujeto corazón, que tantas cuitas por vuestro amor padece."

Con estos iba ensartando otros disparates, todos al modo de los que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje; y con esto caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera.

 

Lo primero que nos llama la atención de esta primera salida de D. Quijote es que se marcha de su aldea "sin que nadie le viese", "antes del día" y "por la puerta falsa de un corral". Si se trata de un hombre que ha perdido completamente el juicio, de un loco de remate, ¿por qué prefiere salir de esta manera tan sigilosa?

Don Quijote sale al campo, sintiéndose ya caballero andante, y sus fantasías primeras tienen una clave claramente literaria. Imagina cómo será narrada su primera salida en el libro que se publique dando cuenta de sus andanzas, llamando poderosamente la atención el estilo gandilocuente y artificioso que utiliza para ello. ¿Crees qué el estilo de este pasaje es un buen ejemplo de la tan celebrada prosa cervantina?

Como podemos comprobar en esta primera salida, don Quijote cabalga solo, por lo que "iba hablando consigo mismo". Al parecer, la intención inicial de Cervantes fue la de escribir una obrita corta, inspirada en el Entremés de los Romances, en la que un hidalgo manchego enloqueciera tras sus abundantes lecturas de libros de caballerías, decidiera convertirse en caballero andante y, tras sufrir varios encontronazos con la realidad, volviera a su aldea, abandonando su peregrina fantasía. Sin embargo, la idea inicial del autor se vio desbordada a partir del capítulo VII, hasta cobrar la dimensión de la obra maestra que hoy conocemos y disfrutamos ¿Cuál es el factor principal que explica ese cambio?