En el prólogo a las obras completas del granadino, dice Vicente Aleixandre: "Recordaré siempre la lectura que me hizo, tiempo antes de partir para Granada, de su última obra lírica, que no habíamos de ver terminada. Me leía sus Sonetos del amor oscuro, prodigio de pasión, de entusiasmo, de felicidad, de tormento; puro y ardiente monumento al amor, en que la primera materia es ya la carne, el corazón, el alma del poeta en trance de destrucción. Sorprendido yo mismo, no pude menos que quedarme mirándole y exclamar: '(...) ¡qué corazón! ¡Cuánto ha tenido que amar, cuánto que sufrir!' Me miró y me sonrió como un niño. Al hablar así no era yo probablemente el que hablaba. Si esa obra no se ha perdido; si, para el honor de la poesía española y deleite de las generaciones hasta la consumación de la lengua, se conservan en alguna parte los originales, cuántos habrá que sepan, que aprendan y conozcan la capacidad extraordinaria, la hondura y la capacidad sin par del corazón de su poeta."
No hay mejores palabras para interpretar el poema de García Lorca. Trabajado como un soneto clásico, al estilo de los textos de San Juan de la Cruz o de Góngora, el texto nos habla de la pasión del poeta por la persona amada, de su inquietud por recibir noticias de ella. Por eso, en dirección contraria de la Noche oscura del alma, de San Juan, Lorca no muestra su gozo, sino su desesperación, su frustración ante una vida sin amor.
Es esta línea que comparte con el carmelita lo que lleva a identificar a los personajes de ambos textos. La amada, el alma, Lorca y el amado, Dios. Nótese el sutil enredo al que recurrió el poeta para superar la censura social sobre su homosexualidad que podría encontrar sus escritos. A ello hay que unir que, en todo momento, el poeta intenta evitar adjetivos o participios que denoten el sexo del destinatario del poema, que bien pudiera ser uno de sus cuatro grandes amores: Dalí, el escultor Emilio Aladrén, su amigo Rodríguez Valdivieso y su secretario personal y compañero en La Barraca, Rafael Rodríguez Rapún, a quien parte de la crítica cree destinatario de estos Sonetos del amor oscuro.