El aroma del azar: Empecemos a jugar
Las matemáticas tienen la inmerecida fama de ser estrictas, aburridas e inmutables. Aunque a lo largo de los temas anteriores ya has podido comprobar que no es cierto, los contenidos que vas a estudiar en el tema que comienzas, van a dejar sin fundamento dicha creencia.
Inicias el estudio de la Probabilidad, rama de las Matemáticas que tiene sus orígenes en los juegos, la magia y la adivinación. Desde siempre se ha intentado averiguar si es más o menos probable que ocurra un determinado suceso, pero vamos a saltar hasta un acontecimiento que tuvo lugar hace relativamente poco, y que puede constituir, según muchos matemáticos, entre ellos Laplace, el inicio de la Teoría Moderna de la Probabilidad.
Estamos en Francia, año 1654. En uno de sus viajes, el matemático Blaise Pascal coincide con el Caballero de Meré, un conocido jugador profesional.
Este caballero cree, con no demasiado criterio, que puede igualarse al genio Pascal y durante el viaje le comenta algunos de sus descubrimientos. Uno de ellos se le planteó al observar la probabilidad de sacar un 6 con uno o con dos dados. Según el caballero debía haber cierta proporcionalidad, cosa que no ocurría.
Tras esta conversación sobre dados, cartas y juegos, Pascal se pone en contacto por carta con algunos de sus amigos matemáticos para discutir éste y otros problemas. La correspondencia más fructífera es la que mantiene con Pierre de Fermat, un abogado francés gran amante de las matemáticas.
Uno de los problemas que el Caballero de Meré propuso a Pascal fue el llamado "Problema de los puntos":
"Dos Caballeros apuestan 32 doblones de oro cada uno en un juego. El premio se lo llevará aquél que gane tres partidas. En un determinado momento del juego, el primer jugador ha ganado dos partidas, y el segundo jugador ha ganado sólo una. Es preciso que detengan el juego sin terminarlo, pero entonces ¿cómo han de repartir los 64 doblones del premio de la forma más justa posible?"
Este problema ya se había planteado otras veces a lo largo de la historia. Ningún matemático había conseguido dar una solución correcta.
Pascal le contó el problema a Fermat, y ambos, cada uno por su parte, llegaron a la misma conclusión: el primer jugador debía llevarse 48 doblones de oro, y el segundo 16. ¿Cómo llegaron a esta solución?
Bueno, ambos pensaron que la forma más justa de repartir el dinero sería teniendo en cuenta la probabilidad que cada jugador tenía en ese momento de ganar el juego. Acababa de nacer la Teoría Moderna de la Probabilidad.
"Es a estos dos grandes geómetras a los que hay que atribuir los primeros elementos de la ciencia de las probabilidades, cuyo descubrimiento puede ser colocado a la altura de las cosas destacadas que han ilustrado el siglo XVII"