¡Que comience la función!: Todo tiene su aplicación
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Hormigas en la Gran Vía, de AntonioDavid Fernández, CC 2.0 by-nc-nd |
¿Te parece demasiado simple un polinomio de primer grado para expresar la velocidad a la que cayó la manzana de Newton? ¿o uno de segundo grado para determinar el espacio que recorría en su caída?
Muchas de las funciones o aplicaciones que rigen nuestro mundo son sencillas. Basta dar una vuelta por la calle o por el campo para toparse con ellas: el movimiento de los vehículos, el precio de los productos de un comercio, la meteorología, el comportamiento del aire y del agua, de la electricidad... todas pueden determinarse con funciones polinómicas o a lo sumo racionales, como las que veremos en este tema.