3.2.1. Almacenamiento de residuos radioactivos
Los residuos radiactivos, siguen el principio de las barreras para su aislamiento e inmovilización. Consiste en interponer una serie de sucesivas barreras, artificiales o naturales, entre el residuo y el medio natural.
En primer lugar hablamos de barreras físico-químicas, formadas por los bidones donde se albergan los residuos y los contenedores que contienen estos bidones que pueden ser de cemento, vidrio…
Estos contenedores se ubican en las llamadas barreras de ingeniería. Y en último lugar, están las barreras geológicas, que hacen referencia a la elección del terreno que rodea a la instalación. Estas zonas tienen que tener poca actividad geológica y estar formadas por rocas impermeables.
En todo momento, estas instalaciones están sometidas a programas de vigilancia y control, con análisis exhaustivos de muestras de agua y aire para conocer perfectamente el grado de eficacia de las barreras.
Estas medidas de inmovilización se aplican para los residuos de baja y media actividad.
Los residuos de alta actividad precisan un tratamiento especial, tienen que ser sometidos a un enfriamiento en balsas de agua y después son almacenados durante miles o millones de años. En la actualidad se investiga para encontrar zonas extraordinariamente estables de la corteza terrestre donde poder enterrar estos residuos tan peligrosos.
La gestión de los residuos radiactivos se realiza en cada país por las empresas nacionales. En España es la empresa ENRESA la que se encarga de la eliminación de los residuos de baja y media actividad, en el centro de almacenamiento de El Cabril (Córdoba).
Consulta en la animación inferior dónde existen almacenes temporales de residuos nucleares, qué partes lo componen y cómo funcionan.