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En la década de los 50 también hay otro grupo emergente de poetas que superan el prosaísmo del realismo social y que con su poesía van a influir en las generaciones posteriores de manera decisiva. Entre ellos van a destacar las voces singulares de Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Antonio Gamoneda, Eladio Cabañero, José Manuel Caballero Bonald, Claudio Rodríguez o Francisco Brines. Son los que han sido agrupados bajo el nombre de Generación de los 50, aunque serán en los años 60 cuando realmente destaquen.

No se pueden considerar un grupo homogéneo en su estética o en su concepción poética. Sin embargo, mantienen rasgos comunes:

• Huyen del patetismo, se muestran serenos y escépticos ante las soluciones políticas globales.
• Creen en el ser humano, como ser individual y ético: su poesía parte de la experiencia y de la evocación del tiempo pasado.
• No solo son inconformistas con la situación real sino con su creación poética: hay una búsqueda del lenguaje personal y una depuración estética.