Variedades de la lengua. La oración compuesta (III): Conocemos las variedades sociales de la lengua
Imagen 1. Elaboración propia. Derechos cedidos a la Consejería de Educación, Junta de Extremadura |
En el primer curso de bachillerato —comienza hoy Sara su clase— habéis estudiado las variedades de la lengua. Sabéis que, dentro de un mismo país, esta puede emplearse de distintas formas (un madrileño frente a un murciano, por ejemplo); además, este uso depende también de la edad e incluso del sexo.
¿Recordáis los tres tipos de variedades de una lengua? Son estas:
Vamos a comenzar repasando sus rasgos más característicos a partir de esta presentación.
En esta unidad, vamos a centrarnos en las dos últimas. Estudiaremos los distintos niveles de la lengua: culto, coloquial y vulgar, incidiendo muy especialmente en la competencia comunicativa, que explicaremos más adelante.
No obstante, antes de introducirnos de lleno en el tema, vamos a recordar algunos conceptos ya trabajados y que son muy importantes para entender correctamente el funcionamiento de un idioma:
- Sociolecto: Las personas de una misma región pueden emplear la lengua de distinta forma dependiendo de su edad, sexo, nivel económico o social y grado de instrucción cultural.
- Idiolecto: Hace alusión al empleo que cada uno de nosotros hacemos de la lengua y que nos diferencia del resto. Seguro que, si os fijáis con atención en vuestros amigos, familiares o en cualquier otro individuo, notáis una pronunciación distinta de la vuestra, algún tipo de acento, etcétera.
- Registro: Se refiere al uso peculiar de la lengua que puede realizar una persona teniendo en cuenta la situación comunicativa: el canal (oral o escrito), el receptor (conocido o desconocido) o el tema.
Vamos a verlo con un ejemplo —continúa Sara:
Imaginad a Pedro, tiene 35 años, es licenciado en Medicina y médico en una ciudad española. En ocasiones, deberá comunicarse con sus colegas de profesión, dar conferencias en algún congreso médico, escribir un libro relacionado con su profesión... En estos casos, obviamente, empleará un lenguaje culto. Puede hacerlo, puesto que su nivel cultural se lo permite (sociolecto). Sin embargo, también Pedro tiene sus relaciones personales con su familia y amigos. ¿No os parece que sería bastante pedante e inadecuado que empleara este mismo lenguaje? ¿Quién podría seguirle en su conversación? Como es lógico, su competencia comunicativa le conducirá a optar por un registro coloquial.
Quizás algunos de vosotros os planteéis cómo es posible la comunicación si existen tantas variedades. Efectivamente, los hablantes debemos contar con un modelo común para todos; y esto se consigue gracias a la instrucción en las escuelas, los libros, la prensa (oral y escrita). Por esta razón, se han establecido unas normas lingüísticas que nos permiten distinguir lo que es correcto y lo incorrecto, y que todos debemos respetar. No olvidéis, insiste Sara, que la lengua, además de ser un medio de comunicación, es también una seña de identidad de una comunidad.