1. Generalidades
El proyecto como creación
Los seres humanos somos, en general, creativos. Ante la detección de un problema o la identificación de una necesidad, todos reaccionamos tratando de solventar la situación con alguna idea. Éste es el punto de partida de cualquier proyecto.
Una vez ideada la solución deberá ser puesta en marcha definiendo las condiciones que tendrá que cumplir el objeto u obra que solucionará nuestras necesidades.
Partiremos de unas premisas básicas: que el funcionamiento sea bueno, que la construcción sea factible, que sea estético, que sea seguro, que los materiales sean reciclables,...
En la imagen superior fases de una obra civil (archivo del banco de imágenes y sonidos del ITE, Instituto de Tecnologías Educativas).
El proyecto como documento
Desde el mismo momento en que empezamos a concebir ideas, empezamos también a generar documentos: bocetos de las diferentes posibilidades de realización, documentos que reúnan el conjunto de pautas que deberá cumplir la construcción que ideamos.
Luego, esos bocetos se irán plasmando en planos generales y de detalle, perspectivas que nos permitan “ver” lo que diseñamos antes de lo hayamos construido. En esos planos se dejará constancia de las dimensiones y formas exactas para que las personas que lo construyan sepan exactamente qué y cómo hay que hacerlo.
Además será necesario que a esos planos se les acompañe una memoria descriptiva que aclare los puntos que no pueden definirse en los planos, así como otros capítulos correspondientes a condiciones para la construcción, y a presupuesto.
Así pues, el documento denominado proyecto quedará integrado por:
- Memoria descriptiva, que explique el proyecto.
- Planos, que lo definen con exactitud.
- Pliego de condiciones, que deberá cumplir el objeto y que se seguirán durante la construcción.
- Presupuesto, que valore el coste de llevar a cabo el proyecto.