Perspectivas. Cónica (I)
Para que los objetos queden representados de manera similar a como los percibe el ojo humano, es preciso que se produzcan ciertas variaciones en su perspectiva, de manera que esta cumpla las leyes de la percepción del espacio: gradiente de tamaño, convergencia lineal, cercanía a la línea de tierra, etc.. Para lograr esto debemos recurrir a un nuevo tipo de sistema perspectivo: el cónico o lineal.
En el sistema axonométrico, isométrico y caballera, los objetos solamente tenían perspectiva, ahora con el sistema cónico los dotaremos de profundidad, esto es, las magnitudes aparecerán más pequeñas conforme estén más alejadas del observador, y además, las líneas que fugan dejarán de ser paralelas.
En la imagen superior (archivo de Wikimedia Commons, un depósito de contenido libre hospedado por la Fundación Wikimedia) puedes ver un ejemplo de perspectiva cónica en la obra "Ciudad Ideal", del pintor renacentista Piero della Francesca.
Aunque en el mundo antiguo, griegos y romanos, conocían y aplicaban las deformaciones visuales que se producían al observar los objetos a ciertas distancias y determinados puntos de vista, estudiando la convergencia de líneas paralelas; fue necesario que pasaran varios siglos hasta que en 1400 se empezara a desarrollar una idea consistente de los puntos de fuga, alcanzando una comprensión intuitiva de la perspectiva, siendo el arquitecto florentino Filippo Brunelleschi quien superó las leyes de la misma a través de una serie de experimentos que realizó entre 1417 y 1420.
Varios pintores de este período artístico ((Paolo Uccello, Masaccio, Alberti y Leonardo da Vinci) aplicaron las reglas de Brunelleschi para conseguir el efecto de perspectiva en la pintura.
En el vídeo superior te mostramos una breve historia de la evolución de la perspectiva en el arte.