2. Efectos medioambientales en aguas continentales y marinas
La contaminación del agua es conocida desde la antigüedad. Los ríos, lagos, humedales y mares han sido, desde tiempos remotos, los vertederos donde arrojaban sus basuras los humanos.
Son conocidos los envenenamientos producidos en Roma por el plomo de las tuberías que transportaban el agua. En las ciudades medievales las aguas eran, habitualmente, sucias y pestilentes y provocaban serios y extendidos problemas de salud.
La degradación de las aguas viene de antiguo y en algunos lugares, como la desembocadura del Nilo siempre ha habido altos niveles de contaminación; pero ha sido en los últimos 100 años cuando se ha extendido este problema a ríos y mares de todo el mundo.
En la actualidad, es alarmante los constantes efectos medioambientales en aguas continentales y marinas.
El ciclo natural del agua contribuye en la purificación y desinfección del agua, por ello el ser humano hace de él el vertedero más habitual en el que se arroja cualquier tipo de residuos producido por nuestras actividades. Pesticidas, desechos químicos, metales pesados, residuos radiactivos, etc., se encuentran, en cantidades mayores o menores, al analizar aguas de cualquier lugar del mundo. Muchas aguas están tan contaminadas que resultan un verdadero peligro para la salud humana, y dañinas para la vida.
Primero fueron los ríos, las zonas portuarias de las grandes ciudades y las zonas industriales las que se convirtieron en sucias cloacas, cargadas de productos químicos, espumas y toda clase de contaminantes. Con la industrialización y el desarrollo económico este problema se ha ido agravando considerablemente, afectando también a las aguas subterráneas y trasladándose a los países en vías de desarrollo.
Actualmente se intentan introducir medidas de mejora para no acabar con uno de nuestros bienes más preciados, el agua.
Informativo con motivo del Día Mundial del Agua, en el que se analiza la situación de las reservas de agua en España y el mundo:
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